Las Hermosas: un cañón donde ya no suena la guerra
- Por Redacción LadoB
- 29 jul 2017
- 5 Min. de lectura
Ahora que el ruido de la guerra ha cesado, la comunidad espera que el Estado llegue con un nuevo rostro y, con la misma convicción que ejecutó los planes militares, esta vez dispongan de toda su fuerza para que sus instituciones contribuyan al desarrollo del campo.

El eco del traqueteo de los fusiles no se ha vuelto a escuchar en el cañón de San José de las Hermosas, uno de los cinco corregimientos de Chaparral, al sur del Tolima. Esta vez los disparos venían de las cámaras en un intento por retratar lo que algunos destacaron como un acontecimiento histórico: la realización de la Mesa de la Transparencia en un lugar que hasta antes del Acuerdo de Paz se le conocía por la crudeza de la guerra que dejó 9.997 víctimas, según los reportes del Registro Único de Víctimas.
De las 18 veces en las que los habitantes de tres de los corregimientos se han encontrado frente a frente con el Ejército, la Policía y funcionarios públicos de la Alcaldía y Gobernación, era la primera vez que se hacía en el corazón de ese territorio que un día fue zona del Frente 21 de las Farc. Los 17 encuentros anteriores habían tenido siempre lugar en la cabecera municipal de Chaparral.
Gobernador y alcalde no le cumplieron la cita a la comunidad
Los líderes veredales y habitantes de la zona se sorprendieron al ver que en las delegaciones de la Gobernación del Tolima y de la Alcaldía de Chaparral no llegaron ni el gobernador Oscar Barreto, ni Humberto Buenaventura, alcalde del municipio.
Esperaban que en un día tan importante los mandatarios estuvieran presentes para poder dialogar con ellos, por eso Víctor Manuel Sánchez, presidente de la Asociación Campesina del Cañón de las Hermosas (Asohermosas), cuando dio apertura al espacio de encuentro lo primero que quiso conocer fueron las razones por las que gobernador y alcalde no se encontraran sentados en la mesa principal.
Diez años de la Mesa de la Transparencia
Sin Barreto, ni Buenaventura entre los invitados, se llevó a cabo el espacio que nace en el 2007 producto de la movilización social que buscaba denunciar la persecución, los asesinatos, los montajes judiciales, los falsos positivos, el desplazamiento forzado y los hostigamientos a los campesinos que trajo consigo la militarización de la región.
Los encuentros en los que participa la comunidad, las instituciones civiles y militares, surgieron con el objetivo de “hacerle frente a la continua violación de los derechos humanos”, cuenta el presidente de Asohermosas.
Las operaciones militares en el sur del Tolima, en el marco del Plan Patriota, pretendieron sacar a sangre y fuego a las Farc, pero la guerra desplegada por la fuerza pública puso entre las balas y las bombas a los habitantes de Las Hermosas, quienes optaron por organizarse y adelantar un proceso de “resistencia civil frente a las actuaciones de las instituciones, sobre todo las militares que atentaban contra las personas que habitamos en estos territorios”, relata Elmer García, expresidente de Asohermosas, quien además participó en la creación de la Mesa.
Tras diez años en los que la Mesa ha recibido un número indeterminado de denuncias por violación a los derechos humanos, Juan Pablo Salinas, delegado para Tolima y Huila de la Oficina del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos en Colombia, durante su intervención hizo un fuerte llamado a la institucionalidad para que las denuncias no se queden engavetadas y manifestó que hasta el momento la justicia no ha operado con eficiencia.
El delegado de la ONU advirtió que para que la Paz sea sostenible se “necesita que haya justicia, se necesita que las instituciones lleven (a la justicia) a los responsables de las violaciones de los derechos humanos y que esas personas asuman su responsabilidad”.
Salinas manifestó que llevarán algunos de los casos a la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) para que ahí se investigue y se determine “algún tipo de responsabilidad, que la gente vea que hay algún tipo de justicia” para que lo que le sucedió a los habitantes del cañón de Las Hermosas no vaya a quedar en la impunidad.
Mirar el territorio: una de las claves para la Paz
La reunión que tuvo como epicentro la vereda Santa Bárbara tenía un significado simbólico para una comunidad que empieza a vivir el tránsito del conflicto armado a la construcción de Paz.
Que las comunidades hablen ha sido una de las principales características de la Mesa. Con micrófono en mano, algunas voces de los habitantes se hicieron escuchar. Como cantando al unísono, casi todos exigieron lo mismo: que el Estado le ponga los ojos al campo para, como lo dijo Víctor Manuel Sánchez, puedan “mejorar la calidad de vida de la gente” y que de la mano del gobierno en tiempos de Paz llegue la adecuación de las vías, la construcción de vivienda, acceso a la salud, educación, tecnología y la inversión que les permita cultivar más en sus fértiles tierras.
En el nuevo momento por el que atraviesa el país, se ha empezado a mirar esos lugares que durante más de medio siglo de conflicto armado sufrieron por el abandono del Estado.
En las negociaciones de La Habana las Farc y el Gobierno acordaron que en 16 zonas del país, que abarcan 170 municipios, entre ellos cuatro del sur del Tolima (Chaparral, Ataco, Planadas y Rioblanco), se desarrollaran Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial (PDET) un instrumento que servirá para implementar el acuerdo de Reforma Rural Integral.
La apuesta por la construcción de la Paz está mirando de manera especial los territorios como lugares clave para una Paz estable y duradera. El Secretario de Educación del Tolima, Jairo Alberto Cardona, en sintonía con lo expresado por la comunidad planteó que la “Paz territorial, la institucionalidad se construye con obras” y precisamente en obras y acciones es lo que esperan los chaparralunos que se convierta la Paz para que “no sea una promesa”, como lo resaltó Sánchez, el líder de Asohermosas.
Los días sin la guerra
El aire que se respira en el cañón de Las Hermosas es otro. La situación ha cambiado tanto que el comandante de la Fuerza de Tarea Zeus, el Coronel Mario Augusto Amaya Aranzazu y el Teniente Coronel Eduardo Chamorro, comandante del Quinto Distrito de Policía, junto a un grupo de soldados desarmados, llegaron a Santa Bárbara montados sobre sus camionetas. Recorrieron la empedrada carretera que conduce a la vereda con la tranquilidad de alguien que va de paseo a la finca, una escena que cinco años atrás no se le cruzaba a nadie por la cabeza.
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